Skip to main content

La bursitis de cadera es mucho más que un simple dolor lateral en la cadera. Si has notado molestias al caminar, subir escaleras o al acostarte de lado, es posible que esta inflamación de la bursa esté interfiriendo en tu día a día sin que lo sepas. Es una afección frecuente, especialmente en personas activas, en mujeres a partir de los 40 y en quienes realizan movimientos repetitivos o pasan muchas horas de pie.

Lo más frustrante es que, a veces, este dolor aparece sin una causa aparente, limitando tu movilidad o impidiendo que sigas con tu rutina habitual. Pero la buena noticia es que, con el tratamiento adecuado, se puede mejorar notablemente e incluso desaparecer por completo.

Desde la fisioterapia, no solo trabajamos para aliviar los síntomas, sino que buscamos el origen del problema para evitar que vuelva a aparecer. En esta guía te explico qué es exactamente la bursitis de cadera, cómo reconocerla y cuál es el tratamiento más efectivo desde un enfoque profesional, humano y basado en la evidencia.

¿Qué es la bursitis de cadera y por qué se produce?

La bursitis de cadera es una inflamación de la bursa trocantérea, una pequeña bolsa llena de líquido que actúa como almohadilla entre el trocánter mayor del fémur y los músculos, tendones o estructuras que lo rodean. Su función principal es reducir la fricción durante el movimiento de la cadera, facilitando que podamos caminar, correr o subir escaleras sin dolor.

Cuando esta bursa se inflama, ya sea por sobrecarga, microtraumatismos repetitivos o causas mecánicas, aparece el dolor característico en la parte lateral de la cadera, que puede irradiarse hacia el muslo y dificultar movimientos cotidianos.bursitis de cadera

Existen dos tipos principales de bursitis en la cadera:

  • La bursitis trocantérea, que es la más común y afecta a la bursa situada sobre el trocánter mayor.
  • Y la bursitis iliopectínea, menos frecuente, que aparece en la parte anterior de la cadera.

Esta inflamación puede estar asociada a sobrecargas musculares, alteraciones biomecánicas, desequilibrios posturales, o incluso a otras patologías como la artrosis de cadera o alteraciones en la lumbopelvis. En algunos casos, el origen está en un gesto repetitivo mal ejecutado (como correr con una mala técnica), y en otros, en una compensación del cuerpo frente a un problema en otra zona.

Aunque suele observarse con más frecuencia en mujeres de mediana edad o en personas físicamente activas, puede presentarse en cualquier grupo poblacional, afectando negativamente a la movilidad y calidad de vida si no se trata adecuadamente.

A simple vista puede parecer una lesión menor, pero si no se trata correctamente puede cronificarse y limitar la funcionalidad de la cadera a largo plazo. Por eso es tan importante una evaluación fisioterapéutica completa, que permita detectar los factores causantes y aplicar el tratamiento más adecuado desde las primeras fases.

Síntomas de la bursitis de cadera

Uno de los aspectos más desconcertantes de la bursitis de cadera es que el dolor no siempre aparece de forma súbita. En muchas personas comienza como una molestia puntual en la parte lateral de la cadera, sobre todo al caminar durante mucho tiempo, subir escaleras o al acostarse del lado afectado. Con el paso de los días o semanas, este dolor puede ir intensificándose hasta volverse limitante.

El síntoma más habitual es el dolor localizado en la región lateral de la cadera, sobre el trocánter mayor, que puede irradiarse hacia la cara externa del muslo. Muchas veces, los pacientes lo describen como una “punzada”, un “dolor quemante” o una “molestia constante” que empeora con determinadas actividades o posiciones. No es raro que este dolor se irradie hacia la nalga o la parte externa del muslo, lo que puede confundirse con otros cuadros, como una radiculopatía lumbar.

Además del dolor, pueden presentarse:

  • Sensibilidad a la palpación en el área afectada.
  • Molestias al realizar movimientos de abducción o rotación externa de cadera.
  • Sensibilidad al tacto o presión directa sobre la zona lateral de la cadera.
  • Limitación funcional progresiva, especialmente en fases agudas o en casos crónicos no tratados.
  • Rigidez matutina o después de estar mucho tiempo sentado.
  • En casos avanzados, puede haber incluso inflamación visible o sensación de chasquido al mover la pierna.

En algunos casos, la inflamación pueden generar edema perceptible y una leve elevación de temperatura en la zona, aunque no es lo más común.

Es importante remarcar que la intensidad del dolor no siempre se relaciona con la gravedad del cuadro clínico. Hay pacientes con bursitis muy irritadas que apenas notan síntomas, y otros con una inflamación leve que presentan un dolor muy agudo. Por eso, el abordaje debe ser siempre individualizado y basado en una buena valoración funcional y biomecánica.

Causas de la bursitis de cadera

La etiología de la bursitis de cadera puede ser diversa, incluyendo factores intrínsecos y extrínsecos. Las principales causas son:

  • Sobrecarga mecánica o microtraumatismos repetitivos: asociados a actividades deportivas de impacto o laborales que impliquen movimientos repetitivos de la cadera.
  • Desalineaciones biomecánicas: como dismetría de miembros inferiores, escoliosis o hiperlordosis lumbar.
  • Debilidad o disfunción muscular del complejo glúteo: que provoca mayor tensión sobre la bursa trocantérea.
  • Traumatismos directos: golpes en la zona lateral de la cadera.
  • Condiciones inflamatorias sistémicas: como artritis reumatoide o enfermedades autoinmunes que afectan la sinovial.
  • Factores posturales y hábitos cotidianos: permanecer largos periodos de pie sobre una pierna o dormir del lado afectado puede desencadenar o agravar la patología.

Tratamiento

El abordaje de la bursitis de cadera debe ser individualizado, teniendo en cuenta la fase del proceso inflamatorio, la causa subyacente y el nivel de dolor o limitación funcional. En la mayoría de los casos, no es necesario recurrir a la cirugía: con un tratamiento conservador adecuado, el pronóstico suele ser muy favorable.

Tratamiento no quirúrgico

La primera línea de intervención se basa en medidas conservadoras que buscan reducir la inflamación, aliviar el dolor y corregir los factores biomecánicos que la provocan. Las más comunes incluyen:

  • Reposo relativo: evitar las actividades que agravan el dolor, especialmente subir escaleras, estar mucho tiempo de pie o caminar por terrenos irregulares.
  • Aplicación de frío local durante 10-15 minutos varias veces al día para reducir la inflamación en fases agudas.
  • Medicamentos antiinflamatorios (AINEs), prescritos por un profesional sanitario, para aliviar el dolor y la inflamación.
  • Infiltraciones de corticosteroides en casos de dolor intenso o cuando no hay mejora tras varias semanas de tratamiento conservador. Aunque eficaces, deben usarse con cautela, ya que su abuso puede debilitar los tejidos.
  • Estiramientos suaves y progresivos del tensor de la fascia lata y los rotadores externos de la cadera.
  • Corrección postural y del patrón de marcha, en colaboración con fisioterapia.
  • Plantillas personalizadas o ajustes de calzado, si hay alteraciones en la pisada o dismetrías leves.

Tratamiento quirúrgico

Cuando el tratamiento conservador fracasa y la bursitis se cronifica, afectando de forma importante a la calidad de vida del paciente, se puede valorar la opción quirúrgica. Esto ocurre en un porcentaje muy bajo de casos.

La intervención más común es la bursectomía, que consiste en la extirpación de la bursa inflamada. En ocasiones, puede ir acompañada de otros procedimientos, como la liberación del tensor de la fascia lata o la corrección de estructuras anatómicas adyacentes que provocan fricción.

Se realiza normalmente por vía artroscópica o mínimamente invasiva, lo que permite una recuperación más rápida y con menos complicaciones. Aun así, tras la cirugía es fundamental seguir un protocolo de rehabilitación para restaurar la funcionalidad y prevenir recaídas.

Importancia de la fisioterapia en la bursitis de cadera

Cuando tratamos una bursitis de cadera, la fisioterapia no solo acelera la recuperación, sino que también desempeña un papel clave en la prevención de recaídas y en la mejora global de la función de la articulación.

Desde el momento en que se controla el dolor agudo, el trabajo fisioterapéutico se centra en recuperar el equilibrio biomecánico de la cadera y sus estructuras asociadas. Esto implica actuar sobre la musculatura, la movilidad, el control motor y los hábitos posturales del paciente.

Entre los tratamientos más efectivos desde fisioterapia destacan:

  • Técnicas de terapia manual para reducir la tensión miofascial y mejorar la movilidad articular.
  • Ejercicios terapéuticos personalizados dirigidos a fortalecer el glúteo medio, mejorar la estabilidad lumbopélvica y reeducar patrones de movimiento disfuncionales.
  • Estiramientos específicos de la musculatura adyacente, especialmente el tensor de la fascia lata y la cintilla iliotibial.
  • Electroterapia analgésica (TENS o ultrasonido) en fases agudas.
  • Control del gesto deportivo o laboral para evitar sobrecargas recurrentes.
  • Educación postural y ergonomía para modificar hábitos que perpetúan el problema.

Cada persona necesita un abordaje distinto, y en fisioterapia sabemos que el éxito no está solo en aplicar técnicas, sino en escuchar tu historia, entender tu dolor y acompañarte en todo el proceso de recuperación.

Además, la fisioterapia no solo actúa como tratamiento, sino como herramienta de prevención. Al mejorar el control neuromuscular y la biomecánica, reducimos la probabilidad de que la bursitis se vuelva crónica o reaparezca con el tiempo.
Que es la bursitis de cadera

Prevención de la bursitis de cadera

Evitar la aparición de una bursitis trocantérea es posible si se actúa de forma preventiva sobre los factores que pueden desencadenarla. Desde el punto de vista fisioterapéutico, el objetivo no solo es eliminar el dolor cuando ya existe, sino educar al paciente para evitar que vuelva a ocurrir.

Aquí tienes algunas de las recomendaciones clave:

  • Fortalece la musculatura glútea: el glúteo medio y menor cumplen un papel estabilizador de la pelvis durante la marcha y en actividades como correr o subir escaleras. Su debilidad provoca una mala alineación de la cadera, aumentando la presión sobre la bursa. Los ejercicios de activación y fortalecimiento deben formar parte de tu rutina si has tenido bursitis o quieres prevenirla.
  • Evita los impactos repetitivos: deportes como correr en asfalto sin un buen calzado o sin técnica adecuada pueden generar microtraumatismos sobre la cadera. Si practicas running, es importante alternar con ejercicios de bajo impacto y revisar tu pisada con un profesional.
  • Controla el gesto y la postura: mantener una buena higiene postural, sobre todo si pasas muchas horas de pie, caminando o sentado, ayuda a descargar tensiones en la zona lateral de la cadera. En consulta, trabajamos mucho sobre patrones de movimiento y control postural, adaptados a cada paciente.
  • Cuida tu movilidad articular: una cadera rígida o una pelvis mal alineada pueden alterar toda la mecánica del miembro inferior. Incorporar ejercicios de movilidad activa y estiramientos suaves (especialmente del tensor de la fascia lata y del piriforme) te ayudará a mantener un rango articular saludable.
  • Evita los estiramientos intensos sobre una zona inflamada: en fase aguda de dolor, forzar la elongación muscular puede empeorar los síntomas. Siempre es mejor dejarse guiar por un fisioterapeuta.
  • Mantén un peso saludable: el sobrepeso incrementa la carga sobre las estructuras articulares y bursales, favoreciendo la irritación crónica.
  • Escucha tu cuerpo: si sientes molestias persistentes en la zona lateral de la cadera al caminar, dormir de lado o subir escaleras, no lo dejes pasar. Cuanto antes se actúe, mejor será la recuperación y menores las probabilidades de cronificación.

La prevención es una parte esencial del tratamiento y, en muchos casos, marca la diferencia entre una dolencia puntual y un problema recurrente. Si has sufrido bursitis de cadera o notas molestias que podrían estar relacionadas, un plan fisioterapéutico personalizado puede ayudarte a mantenerte activo, fuerte y sin dolor.

¿Tienes molestias en la zona lateral de la cadera y sospechas que podría tratarse de una bursitis? En Rosa Galdón Fisioterapia te ayudamos a identificar la causa de tu dolor y diseñamos un tratamiento totalmente adaptado a ti. Estamos en Albacete y somos especialistas en fisioterapia avanzada y deportiva. Pide cita y vuelve a moverte sin dolor.

5/5 - (2 votos)