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Una de las consultas más habituales que recibo en mi clínica es el dolor en el talón al caminar. Este tipo de dolor puede tener múltiples causas, desde una fascitis plantar por sobrecarga, hasta una pisada alterada que modifica la distribución de fuerzas en el apoyo del pie.

Lo que más me preocupa como profesional es que, en muchos casos, el paciente normaliza ese dolor. Lo atribuye al calzado, a la edad, o simplemente lo acepta como parte de su rutina. Pero el dolor calcáneo no es normal, y mucho menos inevitable. Detrás de cada caso hay una historia clínica, una biomecánica del pie que necesita ser evaluada, y una estrategia terapéutica que puede marcar la diferencia.

En este artículo vamos a ver cuáles son las causas más frecuentes de este tipo de dolor, cómo lo abordamos desde la fisioterapia y qué puedes hacer para recuperar tu marcha sin molestias. ¡Vamos allá!

¿Qué significa tener dolor en el talón al caminar?

El dolor en el talón durante la marcha no es una simple molestia pasajera. Desde el punto de vista fisioterapéutico, representa una alteración en la función mecánica del pie, que puede estar condicionada por factores estructurales, inflamatorios o neuromusculares. El talón, o calcáneo, es la primera zona de contacto en la fase de apoyo del ciclo de la marcha, y cualquier disfunción en esta región puede comprometer la estabilidad, la propulsión y el patrón locomotor global.

Este tipo de dolor suele aparecer de forma progresiva, aunque en algunos casos puede manifestarse de forma aguda tras un esfuerzo puntual, una sobrecarga mecánica, o el uso de calzado inadecuado. La clave está en identificar dónde duele, cómo duele y cuándo se manifiesta, para poder establecer un diagnóstico funcional preciso.

Localización del dolor: zona plantar, posterior o lateral

La localización del dolor calcáneo es uno de los indicadores más relevantes en la valoración fisioterapéutica. Según la zona afectada, podemos orientar el diagnóstico hacia una u otra estructura:

  • Zona plantar: suele estar relacionada con patologías como la fascitis plantar, el espolón calcáneo o la atrofia del cojín graso plantar. El dolor se localiza en la base del talón, especialmente al apoyar el pie tras el reposo.
  • Zona posterior: puede indicar una tendinopatía aquílea, una bursitis retrocalcánea o una irritación en la inserción del tendón de Aquiles. El dolor se intensifica al subir escaleras o al realizar movimientos de flexo-extensión del tobillo.
  • Zona lateral o medial: menos frecuente, pero puede estar asociada a alteraciones en la pisada, como el valgo del retropié, o a disfunciones en la musculatura intrínseca del pie que generan puntos de hiperpresión.

Identificar la zona exacta del dolor nos permite delimitar las estructuras implicadas y diseñar un abordaje terapéutico más eficaz.

Tipos de dolor: punzante, irradiado, mecánico o inflamatorio

Además de la localización, el tipo de dolor aporta información clave sobre el origen del problema:

  • Dolor punzante: suele estar asociado a procesos inflamatorios agudos, como la fascitis plantar o la bursitis. El paciente lo describe como una “punzada” al apoyar el pie.
  • Dolor irradiado: puede indicar afectación nerviosa, como una compresión del nervio tibial posterior o una disfunción del canal del tarso. En estos casos, el dolor se extiende hacia el arco plantar o incluso hacia los dedos.
  • Dolor mecánico: aparece con el movimiento o la carga, y suele mejorar con el reposo. Es típico en casos de sobrecarga funcional, alteraciones biomecánicas o uso prolongado de calzado inadecuado.
  • Dolor inflamatorio: se manifiesta con rigidez matutina, sensación de calor local y dificultad para iniciar la marcha. Puede estar presente en patologías como la tendinitis aquílea o en procesos sistémicos como la artritis reumatoide.

Principales causas clínicas del dolor calcáneo

El dolor en el talón puede tener múltiples orígenes y es fundamental identificar la causa específica para aplicar el tratamiento adecuado. A continuación, repasamos las patologías más frecuentes que afectan al calcáneo y que pueden generar molestias al caminar.

Fascitis plantar: inflamación de la fascia por sobrecarga

La fascitis plantar es, sin duda, una de las causas más comunes de dolor en la base del talón. Se trata de una inflamación del tejido conectivo que recorre la planta del pie desde el calcáneo hasta las cabezas metatarsianas. Esta fascia tiene un papel clave en la amortiguación del impacto y en el mantenimiento del arco plantar.

Cuando existe una sobrecarga funcional (ya sea por aumento de actividad física, uso de calzado inadecuado o alteraciones en la pisada) la fascia se irrita, generando un dolor punzante que suele aparecer al dar los primeros pasos por la mañana o tras periodos de reposo prolongado. En consulta, es habitual encontrar acortamiento de la cadena posterior y pérdida de elasticidad en la musculatura plantar.

Fascitis plantarEspolón calcáneo: crecimiento óseo y su impacto funcional

El espolón calcáneo es una exostosis ósea que se forma en la inserción de la fascia plantar sobre el calcáneo. Aunque muchas veces es asintomático, en algunos casos puede generar dolor por irritación de los tejidos blandos circundantes.

Este crecimiento óseo suele estar asociado a procesos crónicos de tracción repetida sobre la fascia, y puede coexistir con la fascitis plantar. En la exploración clínica, el dolor se localiza en el punto de inserción, y puede intensificarse con la presión directa o el apoyo prolongado. El tratamiento fisioterapéutico se centra en reducir la tensión fascial y mejorar la biomecánica del pie para evitar la progresión del cuadro.

Tendinopatía aquílea: dolor irradiado desde el tendón de Aquiles

La tendinopatía del tendón de Aquiles puede provocar dolor en la zona posterior del talón, especialmente en su inserción sobre el calcáneo. Esta estructura soporta grandes cargas durante la marcha, la carrera y el salto, y su degeneración o inflamación puede comprometer la función del retropié.

El paciente suele referir rigidez matutina, dolor al subir escaleras o al realizar movimientos de flexo-extensión del tobillo. En la exploración, encontramos engrosamiento tendinoso, hipersensibilidad local y, en algunos casos, crepitación. El abordaje fisioterapéutico incluye trabajo excéntrico, terapia manual y técnicas de neurodinamia si hay afectación del nervio tibial posterior.

Tendinopatía en el tendón de AquilesAtrofia del cojín graso plantar: pérdida de amortiguación natural

El cojín graso plantar es una estructura adiposa situada bajo el calcáneo que actúa como amortiguador natural durante la marcha. Con la edad, o por uso prolongado de calzado rígido, este tejido puede atrofiarse, provocando una sensación de “golpe seco” al apoyar el pie.

El dolor suele ser difuso, mecánico y se intensifica con la bipedestación prolongada. En consulta, es importante diferenciar esta condición de otras patologías inflamatorias, ya que el tratamiento se centra en mejorar la distribución de cargas mediante plantillas personalizadas, ejercicios de propiocepción y reeducación del patrón de marcha.

Bursitis retrocalcánea: inflamación de las bolsas sinoviales

La bursitis retrocalcánea afecta a las bursas sinoviales situadas entre el tendón de Aquiles y el calcáneo. Estas bolsas tienen la función de reducir la fricción entre estructuras, pero pueden inflamarse por sobreuso, traumatismos repetidos o calzado con contrafuertes rígidos.

El dolor se localiza en la parte posterior del talón, y puede acompañarse de edema, enrojecimiento y sensación de calor. En la exploración, la presión directa sobre la zona suele ser dolorosa. El tratamiento fisioterapéutico incluye técnicas antiinflamatorias, movilización articular y adaptación del calzado para evitar la irritación mecánica.

Alteraciones biomecánicas de la marcha y pisada patológica

Una pisada alterada puede generar puntos de hiperpresión en el talón, provocando dolor por sobrecarga. El valgo del retropié, el pie plano, el pie cavo o una disfunción en la musculatura intrínseca del pie pueden modificar la distribución de fuerzas durante la marcha.

Pie planoEstas alteraciones no siempre generan dolor de forma inmediata, pero a medio plazo pueden provocar compensaciones ascendentes, fatiga muscular y disfunción articular. En fisioterapia, realizamos un análisis de la marcha y un estudio de la pisada para identificar estos patrones y corregirlos mediante ejercicio terapéutico, reeducación funcional y, en algunos casos, derivación a podología para el uso de ortesis plantares.

PatologíaLocalización del dolorTipo de dolorSíntomas característicosFactores agravantesSignos clínicos asociados
Fascitis plantarBase del talón (zona plantar)Punzante, agudo al iniciar la marchaRigidez matutina, dolor tras reposo, sensación de quemazónBipedestación prolongada, caminar descalzo, calzado planoDolor a la palpación en tuberosidad calcánea, tensión en cadena posterior
Espolón calcáneoInserción fascial en el calcáneoLocalizado, mecánico, punzante con cargaDolor al apoyar el talón, sensación de “clavo”Marcha prolongada, superficies duras, calzado sin amortiguaciónPresencia radiológica de exostosis, coexistencia con fascitis
Tendinopatía aquíleaZona posterior del talónIrradiado, mecánico, empeora con actividadDolor al subir escaleras, rigidez matutina, inflamación localEjercicio intenso, falta de calentamiento, calzado con contrafuerte rígidoEngrosamiento tendinoso, hipersensibilidad, crepitación
Atrofia del cojín graso plantarCentro del talón (zona de impacto)Mecánico, difuso, sensación de golpe secoDolor al caminar sobre superficies duras, fatiga plantarEdad avanzada, pérdida de tejido adiposo, calzado sin amortiguaciónAusencia de inflamación, dolor con presión directa, mejora con plantillas
Bursitis retrocalcáneaPosterior del talón, entre tendón y huesoInflamatorio, constante, dolor con presiónEdema, enrojecimiento, calor local, dificultad para calzarTraumatismos repetitivos, calzado estrecho, sobreusoInflamación visible, dolor a la palpación, limitación funcional
Alteraciones biomecánicas de la marchaVariable: plantar, lateral o posteriorMecánico, progresivo, relacionado con el patrón de apoyoDolor difuso, fatiga muscular, compensaciones ascendentesPisada patológica, valgo del retropié, pie plano o cavoAlteración en el análisis de la marcha, hiperpresión plantar, desequilibrio muscular

Evaluación fisioterapéutica: cómo se diagnostica el origen del dolor

En fisioterapia, el diagnóstico funcional del dolor en el talón al caminar no se basa únicamente en la localización del síntoma, sino en una valoración global del paciente. Es imprescindible entender cómo se comporta el pie en movimiento, qué estructuras están implicadas y qué compensaciones se han generado. Para ello, realizamos una evaluación biomecánica completa, que nos permite identificar el origen del dolor y diseñar un tratamiento personalizado.

Análisis de la marcha y estudio de la pisada

El análisis de la marcha es una herramienta clave en la exploración fisioterapéutica. Nos permite observar el comportamiento del pie durante las distintas fases del ciclo de la marcha: contacto inicial, apoyo medio, propulsión y oscilación. A través de la observación clínica o mediante plataformas de presión, detectamos alteraciones como:

  • Pisada patológica: apoyo excesivo en talón, antepié o borde externo.
  • Valgo o varo del retropié: desviaciones que modifican la distribución de cargas.
  • Alteración en la cadencia o simetría: compensaciones por dolor o debilidad muscular.

El estudio de la pisada nos ayuda a identificar zonas de hiperpresión plantar, desequilibrios musculares y patrones de apoyo que pueden estar generando o perpetuando el dolor calcáneo. Esta información es esencial para decidir si el paciente necesita reeducación funcional, trabajo de propiocepción o incluso derivación a podología para el uso de ortesis plantares.

Test clínicos específicos

Durante la exploración, aplicamos test clínicos específicos que nos permiten valorar la integridad de las estructuras implicadas:

  • Test de Windlass: se realiza en carga o en sedestación, y evalúa la tensión de la fascia plantar. Un resultado positivo indica irritación fascial y suele correlacionarse con fascitis plantar.
  • Palpación dirigida: exploramos la tuberosidad calcánea, el tendón de Aquiles, las bursas retrocalcáneas y el cojín graso plantar. La respuesta dolorosa localizada nos orienta hacia el tejido afectado.
  • Movilidad articular: valoramos la dorsiflexión del tobillo, la movilidad del retropié y la flexibilidad del arco plantar. Las restricciones articulares pueden generar sobrecarga en el talón y alterar el patrón de marcha.

Valoración de la cadena posterior y musculatura intrínseca del pie

El pie no funciona de forma aislada. Forma parte de una cadena muscular posterior que incluye gemelos, sóleo, isquiotibiales y glúteos. Cuando esta cadena está acortada o presenta desequilibrios, la fascia plantar se ve sometida a una tensión excesiva, lo que puede desencadenar dolor en el talón.

En consulta, valoramos:

  • Flexibilidad de la cadena posterior: mediante test de elevación de pierna recta, test de dorsiflexión en carga, y observación de la postura global.
  • Activación de la musculatura intrínseca del pie: músculos como el flexor corto de los dedos, el abductor del hallux y el cuadrado plantar son fundamentales para la estabilidad del arco plantar y la absorción de cargas.

Una musculatura débil o inactiva genera hiperpresión en el talón, pérdida de amortiguación y alteración del patrón de marcha. Por eso, el trabajo de fortalecimiento neuromuscular es una parte esencial del tratamiento fisioterapéutico.

Tratamiento fisioterapéutico para el dolor en el talón

Una vez identificada la causa del dolor calcáneo mediante la evaluación funcional, el abordaje fisioterapéutico se centra en restaurar la función, reducir la sintomatología y prevenir recaídas. El tratamiento debe ser individualizado, adaptado al perfil clínico del paciente y orientado a corregir los factores mecánicos que perpetúan el dolor. En consulta, combinamos técnicas manuales, ejercicio terapéutico, neurodinamia y educación postural para lograr una recuperación completa.

Terapia manual

La terapia manual es una herramienta fundamental en el tratamiento del dolor en el talón, especialmente cuando existe tensión en la fascia plantar, rigidez articular o sobrecarga en la musculatura del pie.

  • Liberación miofascial: se aplica sobre la fascia plantar, el tríceps sural y la musculatura intrínseca del pie. El objetivo es reducir la densidad del tejido conectivo, mejorar la vascularización local y liberar restricciones que limitan la movilidad.
  • Movilización articular: se trabaja sobre el retropié, el tobillo y las articulaciones del mediopié. Estas técnicas permiten recuperar rangos de movimiento, mejorar la distribución de cargas y facilitar una marcha más eficiente.

Ejercicio terapéutico

El ejercicio terapéutico es el pilar del tratamiento fisioterapéutico. No solo alivia el dolor, sino que corrige los desequilibrios musculares y mejora la función biomecánica del pie.

  • Estiramientos: se enfocan en la cadena muscular posterior (gemelos, sóleo, isquiotibiales) y en la fascia plantar. Se realizan en carga y en descarga, con control de la postura y del eje articular.
  • Fortalecimiento: se trabaja la musculatura intrínseca del pie, especialmente el abductor del hallux, el flexor corto de los dedos y el cuadrado plantar. También se incluye el trabajo de glúteos y core para mejorar la estabilidad global.
  • Propiocepción y control motor: ejercicios en superficies inestables, apoyo unipodal, reeducación del patrón de marcha. El objetivo es mejorar la activación neuromuscular y prevenir compensaciones ascendentes.

Neurodinamia

En algunos casos, el dolor en el talón puede tener un componente neuropático, especialmente si hay irritación del nervio tibial posterior o del plexo plantar medial. La neurodinamia permite mejorar la movilidad neural, reducir la sensibilidad mecánica y restaurar la tolerancia al movimiento.

  • Se aplican técnicas de deslizamiento neural (sliders) y tensión progresiva (tensioners), siempre respetando el umbral de dolor del paciente.
  • Se combinan con ejercicios de movilidad articular y respiración diafragmática para facilitar la integración del sistema nervioso en el movimiento funcional.

La neurodinamia es especialmente útil en casos de síndrome del túnel del tarso, fascitis plantar crónica o dolor irradiado hacia el arco plantar.

Educación postural y adaptación del calzado

La educación postural es clave para evitar la recidiva del dolor. Muchos pacientes desconocen cómo su postura, su forma de caminar o su calzado influyen directamente en la aparición de síntomas.

  • Se enseña al paciente a distribuir correctamente el peso corporal, evitar hiperextensiones de rodilla, y mantener una alineación adecuada del retropié.
  • Se revisa el calzado habitual: tipo de suela, drop, amortiguación, soporte del arco plantar. En algunos casos, se recomienda el uso de plantillas personalizadas o calzado técnico.
  • Se adapta la actividad física y laboral del paciente para evitar sobrecargas mecánicas, especialmente en profesiones que requieren bipedestación prolongada o marcha repetitiva.

¿Cuándo acudir al fisioterapeuta?

El dolor en el talón al caminar puede comenzar como una molestia leve, pero si no se aborda a tiempo, puede evolucionar hacia una disfunción crónica que limite la movilidad y afecte la calidad de vida. En fisioterapia, trabajamos tanto en la prevención como en el tratamiento, pero es fundamental saber cuándo es el momento adecuado para consultar. Reconocer los signos de alerta y entender cuándo es necesaria una derivación médica permite actuar con eficacia y evitar complicaciones.

Signos de alerta que requieren intervención profesional

Existen ciertos síntomas que indican que el dolor calcáneo no debe ser gestionado únicamente con reposo o automanejo. Si el paciente presenta alguno de los siguientes signos, es recomendable acudir a fisioterapia para una evaluación funcional completa:

  • Dolor persistente que no mejora tras 7–10 días de reposo relativo o medidas básicas.
  • Rigidez matutina intensa que dificulta los primeros pasos del día.
  • Dolor al apoyar el pie que impide caminar con normalidad o genera cojera.
  • Sensación de quemazón, pinchazo o irradiación hacia el arco plantar o los dedos.
  • Inflamación localizada: enrojecimiento, edema o calor en la zona del talón.
  • Limitación funcional: dificultad para subir escaleras, mantenerse de pie o realizar actividad física habitual.
  • Dolor que se intensifica con el uso del calzado o que aparece tras periodos prolongados de bipedestación.

Casos que pueden requerir derivación médica

Aunque la fisioterapia es eficaz en la mayoría de los casos, hay situaciones en las que es necesario coordinar el tratamiento con otros profesionales sanitarios. La derivación médica o el trabajo multidisciplinar se recomienda cuando:

  • Se sospecha una fractura por estrés del calcáneo, especialmente en deportistas o personas con osteoporosis.
  • El dolor está asociado a una patología sistémica como artritis reumatoide, diabetes o enfermedad autoinmune.
  • Hay signos de infección local: fiebre, supuración, dolor intenso no mecánico.
  • El paciente presenta neuropatía periférica o alteraciones de la sensibilidad que dificultan el diagnóstico.
  • Se requiere infiltración farmacológica o tratamiento médico complementario.
  • El dolor no mejora tras 4–6 semanas de tratamiento fisioterapéutico bien estructurado.

Prevención y autocuidado para evitar recaídas

Una vez que el dolor en el talón ha remitido, el objetivo principal es evitar que vuelva a aparecer. En fisioterapia, no solo tratamos la sintomatología, sino que trabajamos en la educación activa del paciente para que entienda cómo cuidar su cuerpo y mantener los resultados a largo plazo. La prevención es una herramienta poderosa, y el autocuidado bien orientado puede marcar la diferencia entre una recuperación estable y una recaída recurrente.

Rutina de estiramientos y movilidad funcional

Mantener una buena flexibilidad en la cadena posterior es esencial para reducir la tensión sobre la fascia plantar y el tendón de Aquiles. Recomiendo incorporar estiramientos diarios que incluyan:

  • Gemelos y sóleo: en carga y en descarga, respetando el eje articular.
  • Isquiotibiales: especialmente si hay acortamiento funcional.
  • Fascia plantar: con técnicas de automasaje o estiramiento asistido.

Estos ejercicios deben realizarse de forma progresiva, sin dolor, y adaptados al nivel de movilidad del paciente. La movilidad funcional del tobillo y del retropié también debe mantenerse mediante ejercicios de flexo-extensión, círculos articulares y trabajo en carga.

Fortalecimiento y propiocepción del pie

Una musculatura plantar activa es clave para absorber cargas y mantener una pisada funcional. El trabajo de fortalecimiento de la musculatura intrínseca del pie debe formar parte de la rutina semanal, incluyendo:

  • Ejercicios de activación del arco plantar (short foot).
  • Apoyo unipodal sobre superficies inestables.
  • Ejercicios de equilibrio dinámico y control motor.

Revisión del calzado y ergonomía plantar

El calzado es uno de los factores más determinantes en la prevención del dolor calcáneo. En consulta, revisamos:

  • Tipo de suela: debe ofrecer amortiguación y estabilidad.
  • Drop adecuado: según la morfología del pie y el patrón de marcha.
  • Soporte del arco plantar: especialmente en casos de pie plano o cavo.
  • Material y ajuste: evitar contrafuertes rígidos o compresión excesiva.

En algunos casos, se recomienda el uso de plantillas personalizadas, diseñadas por podología, para redistribuir las cargas y mejorar la alineación del retropié. También es importante adaptar el calzado a la actividad: no es lo mismo caminar por ciudad que realizar deporte o estar de pie durante horas.

Higiene postural y reeducación de la marcha

La forma en que caminamos, nos mantenemos de pie o distribuimos el peso corporal influye directamente en la aparición de dolor. En fisioterapia, trabajamos la reeducación del patrón de marcha, enseñando al paciente a:

  • Evitar el apoyo excesivo en el talón.
  • Activar la musculatura estabilizadora durante la marcha.
  • Mantener una alineación postural adecuada en bipedestación.

Integración del autocuidado en la rutina diaria

La prevención no debe vivirse como una obligación, sino como una forma de cuidar el cuerpo de manera consciente. Recomiendo:

  • Dedicar 10–15 minutos al día a ejercicios específicos.
  • Alternar periodos de actividad con descanso activo.
  • Escuchar las señales del cuerpo: el dolor es información, no un enemigo.

Desde la fisioterapia, acompañamos al paciente en este proceso, ofreciendo pautas claras, seguimiento personalizado y herramientas prácticas para que el autocuidado sea sostenible y eficaz.