En los últimos años, las ondas de choque se han convertido en uno de los tratamientos más utilizados en fisioterapia avanzada y rehabilitación para tratar numerosas patologías musculoesqueléticas. Aun siendo un tratamiento tan conocido, son muchas las personas que llegan a mi consulta con la misma pregunta: “Para qué sirven las ondas de choque y si realmente son tan efectivas como dicen”.
Si es tu caso, puede que hayas oído hablar de ellas en el gimnasio, en el entorno deportivo o porque un especialista te las ha recomendado. Y es lógico que tengas dudas sobre su utilidad, en qué casos están indicadas, si pueden causar molestias o cómo saber si son adecuadas para ti.
En este artículo quiero ayudarte a aclarar todas esas cuestiones de forma sencilla. Vamos a ver qué son exactamente las ondas de choque, qué tipos existen, cuáles son sus principales beneficios, en qué patologías están especialmente indicadas y qué respaldo científico tienen. También repasaremos las contraindicaciones más importantes y resolveremos algunas dudas frecuentes sobre su aplicación en fisioterapia. ¡Comencemos!
¿Qué son las ondas de choque?
Las ondas de choque son impulsos acústicos de alta energía que se aplican de forma controlada sobre zonas concretas del cuerpo. En fisioterapia, este procedimiento lo empleamos como herramienta terapéutica para ayudar a los tejidos a repararse cuando existe una lesión que no responde bien a otros tratamientos.
Sé que puede sonar complejo, pero la idea es muy sencilla: estos impulsos producen un estímulo mecánico que provoca pequeñas reacciones biológicas en el tejido dañado. Gracias a ello, se activa una serie de procesos que incluyen mejora de la circulación, liberación de factores de crecimiento y regeneración celular. Por eso, muchas personas que han probado otras terapias sin éxito encuentran en las ondas de choque una alternativa eficaz y segura.
Es importante entender que la terapia con ondas de choque no es un tratamiento invasivo. La aplicación se realiza con un dispositivo que transmite la energía acústica a través de la piel, sin necesidad de cirugía ni anestesia general. Dependiendo del caso, se pueden emplear diferentes tipos de ondas de choque, como las radiales o las focales, que se diferencian en la profundidad y el modo de acción. Esto lo veremos más adelante.
No obstante, siempre es fundamental que un profesional valore tu caso y decida si es la opción más adecuada para tu recuperación. Si estás en Albacete o alrededores y quieres que vea tu caso en profundidad, puedes contactar conmigo y vemos qué tratamiento puede ser el mejor para ti.
¿Para qué se utilizan las ondas de choque?
La pregunta más habitual que recibo en consulta es para qué sirven las ondas de choque. La respuesta es que tienen múltiples indicaciones clínicas y es un tratamiento muy efectivo en lesiones crónicas que limitan la movilidad o generan dolor persistente. A diferencia de otras terapias más convencionales, este método ofrece la ventaja de estimular la recuperación de los tejidos sin necesidad de recurrir a fármacos o intervenciones invasivas.
En fisioterapia, se utilizan sobre todo para abordar dolencias que no han respondido bien a otros tratamientos, como ocurre con muchas tendinopatías crónicas, la fascitis plantar o las calcificaciones en tendones. También son una herramienta muy valorada en el ámbito deportivo, ya que permiten acelerar la recuperación de lesiones y mejorar el rendimiento funcional con menos riesgo de recaídas.
Tendinopatías crónicas
Alivian inflamación persistente y estimulan la regeneración del tendón.
Fascitis plantar
Reducen el dolor y favorecen la recuperación de la fascia afectada.
Calcificaciones
Ayudan a fragmentar depósitos cálcicos y mejorar la movilidad.
Síndrome miofascial
Relajan puntos gatillo y disminuyen contracturas musculares.
Espolón calcáneo
Favorecen la reabsorción progresiva y reducen la inflamación local.
Pseudoartrosis
Estimulan la consolidación de fracturas que no terminan de soldar.
Otro aspecto importante es que las ondas no solo actúan sobre el tejido lesionado, sino que también generan un efecto bioquímico que ayuda a modular el dolor, mejorar la microcirculación y reactivar procesos de regeneración que, en muchos casos, estaban “bloqueados”. Este enfoque integral es uno de los motivos por los que cada vez más fisioterapeutas incorporan esta técnica como parte de un plan de tratamiento personalizado.
Tipos de ondas de choque
Cuando hablamos de tratamiento con ondas de choque, es importante saber que no todas funcionan igual ni tienen los mismos objetivos. En fisioterapia, principalmente se utilizan dos tipos: las ondas de choque radiales y las ondas de choque focales.
Ondas de choque radiales
Las ondas de choque radiales se generan de forma neumática, mediante un sistema que impulsa aire comprimido contra un aplicador. Este impacto produce una onda de energía que se expande de manera superficial en forma de “cúpula”, afectando sobre todo los tejidos más cercanos a la superficie de la piel.
Las ondas de choque radiales se utilizan cuando se trabaja sobre:
- Contracturas musculares persistentes
- Puntos gatillo miofasciales
- Tendinopatías en fases iniciales
- Lesiones que no requieren un impacto profundo
Son bien toleradas por la mayoría de pacientes y permiten tratar áreas amplias con un efecto analgésico y circulatorio muy notable.
Ondas de choque focales
Las ondas de choque focales concentran la energía en un punto más profundo y preciso. Se generan mediante tecnología electromagnética o piezoeléctrica, lo que permite alcanzar tejidos situados a varios centímetros bajo la piel.
Las ondas de choque focales se aplican sobre todo en:
- Calcificaciones tendinosas
- Fascitis plantar crónica
- Pseudoartrosis (fracturas que no consolidan)
- Lesiones profundas resistentes a los tratamientos
Aunque pueden resultar algo más incómodas durante la aplicación, su capacidad de penetrar en capas profundas las convierte en una herramienta muy eficaz para problemas complejos.
En la práctica clínica, muchas veces se combinan ambos tipos según el diagnóstico y la evolución de cada paciente. Por eso, antes de empezar un tratamiento, es fundamental que un fisioterapeuta especializado valore cuál es la opción más adecuada.
Beneficios de las ondas de choque
Una de las principales razones por las que cada vez más pacientes y deportistas confían en este tratamiento es la amplia variedad de beneficios clínicos que aporta. Al aplicar ondas de choque de manera controlada, no solo buscamos aliviar el dolor a corto plazo, sino también favorecer la recuperación profunda del tejido y prevenir recaídas.
- ✔ Estimula la regeneración de tejidos dañados
- ✔ Favorece la neoangiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos)
- ✔ Acelera la resorción de depósitos cálcicos
- ✔ Disminuye la liberación de mediadores inflamatorios
- ✔ Modula la percepción del dolor actuando sobre las fibras nerviosas sensitivas
- ✔ Mejora la función muscular y articular
- ✔ Reduce la necesidad de infiltraciones o fármacos
Estos efectos son progresivos y se consolidan con la repetición de las sesiones.
Indicaciones de las ondas de choque: qué dolencias tratan y efectividad
Uno de los aspectos más valorados de este tratamiento es su amplio rango de indicaciones, especialmente en lesiones que llevan tiempo limitando la actividad o produciendo dolor crónico.
Las ondas de choque en fisioterapia están recomendadas en muchas patologías musculoesqueléticas, entre las que destacan:
- Tendinopatías crónicas: son quizá la indicación más frecuente. Las ondas de choque se utilizan en tendinitis del tendón de Aquiles, epicondilitis (codo de tenista), tendinopatía rotuliana o tendinitis calcificante del hombro, con resultados muy positivos.
- Fascitis plantar: la fascitis plantar resistente es una de las lesiones con mayor respaldo científico para este tratamiento. El estímulo mecánico ayuda a reducir la inflamación de la fascia y a mejorar el apoyo del pie.
- Calcificaciones: en tendones y otras estructuras blandas, las ondas focales pueden fragmentar depósitos cálcicos, contribuyendo a reabsorberlos progresivamente.
- Retracciones y adherencias miofasciales: en algunas lesiones crónicas o tras procesos quirúrgicos, el tejido puede quedarse rígido y poco elástico. Las ondas de choque ayudan a romper adherencias y mejorar la extensibilidad de las fascias, favoreciendo que el movimiento sea más libre y menos doloroso.
- Pseudoartrosis (fracturas que no consolidan): cuando una fractura no termina de soldar, las ondas de choque focales estimulan la actividad osteogénica, es decir, favorecen la formación de nuevo tejido óseo y ayudan a completar la consolidación.
- Espolón calcáneo: se trata de una calcificación que aparece en la base del talón, generando dolor al caminar. La aplicación de ondas de choque facilita la reabsorción del espolón y la disminución de la inflamación asociada, reduciendo las molestias de forma progresiva.
- Síndrome de dolor miofascial: cuando hay contracturas o nódulos dolorosos (puntos gatillo) en la musculatura, las ondas de choque radiales producen un efecto analgésico y relajante muy eficaz, permitiendo que el músculo recupere su función.
Su eficacia se sitúa entre un 70% y un 85% de mejoría clínica, especialmente en lesiones crónicas resistentes a otros tratamientos conservadores.
Evidencia científica
Aunque pueda parecer una técnica muy moderna, el uso de ondas de choque en fisioterapia cuenta con décadas de investigación clínica.
Los efectos terapéuticos de las ondas de choque están respaldados por estudios de alta calidad que explican sus mecanismos de acción:
Liberación de más sustancia P
La aplicación de ondas de choque estimula la liberación local de sustancia P, un neuropéptido que interviene en la modulación del dolor y en la activación de mecanismos de curación. Este aumento temporal ayuda a reducir la percepción dolorosa y mejora la microcirculación de la zona tratada.
Inhibición de la enzima COX-2
La enzima ciclooxigenasa-2 (COX-2) está directamente relacionada con los procesos inflamatorios crónicos que mantienen el dolor. Las ondas de choque han demostrado su capacidad para disminuir la actividad de esta enzima, contribuyendo a un efecto antiinflamatorio natural sin necesidad de fármacos.
Activación de las defensas celulares
La energía mecánica que transmite este tratamiento provoca un microtraumatismo controlado en el tejido, que desencadena la liberación de factores de crecimiento. Estas sustancias activan la proliferación celular, favorecen la reparación de tendones y ligamentos y estimulan la formación de nuevos vasos sanguíneos (neoangiogénesis).
Hiperestimulación de fibras nerviosas
El impacto acústico también produce una hiperestimulación de las fibras nerviosas aferentes, que bloquea de manera transitoria la transmisión del dolor (efecto conocido como gate control o puerta de entrada). Este mecanismo explica por qué muchas personas notan alivio tras las primeras sesiones, incluso antes de que se complete la reparación tisular.
¿Cómo es el tratamiento con ondas de choque?
Una de las ventajas de la terapia con ondas de choque es que es un procedimiento ambulatorio, rápido y no requiere cirugía. Aun así, es normal que muchas personas tengan dudas antes de la primera sesión. Aquí te explico qué puedes esperar:
Durante la sesión:
- Se aplica un gel conductor sobre la piel. Este gel facilita que la onda acústica se transmita de manera uniforme y sin molestias innecesarias.
- Se coloca la pieza de mano del equipo y se programan los parámetros (intensidad, frecuencia y número de impactos) según el diagnóstico y la tolerancia de cada paciente.
- La aplicación suele durar entre 5 y 10 minutos por área, dependiendo del tamaño de la lesión y de la técnica elegida (ondas radiales o focales). Es habitual sentir una sensación de presión o pequeños golpeteos, que pueden resultar algo molestos, pero en general son bien tolerados.
¿Las ondas de choque duelen?
Es normal notar cierta incomodidad durante el tratamiento, sobre todo si la lesión está muy irritada. Sin embargo, no debe ser un dolor intenso ni incapacitante. El fisioterapeuta puede ajustar la energía de las ondas para que la sensación sea soportable. Muchas personas describen el dolor como “pinchazos profundos” o “golpes suaves” que se van disipando al terminar la sesión.
¿Cuántas sesiones se necesitan?
Lo habitual son entre 3 y 6 sesiones, con una frecuencia semanal o quincenal, según el criterio del profesional.
¿Cuándo se nota la mejoría?
Muchos pacientes experimentan alivio parcial tras la primera aplicación, aunque el efecto máximo se percibe entre la tercera y sexta semana, cuando el proceso de regeneración tisular está más avanzado.
Efectos secundarios y contraindicaciones
Aunque la terapia con ondas de choque es un tratamiento seguro y bien tolerado, como cualquier procedimiento, no está exento de posibles efectos secundarios y situaciones en las que no está indicado.
Efectos secundarios más habituales
En la mayoría de casos, los efectos son leves y transitorios. Después de la sesión, es normal notar:
- Enrojecimiento o calor local
- Hinchazón moderada en la zona tratada
- Sensación de hormigueo o entumecimiento
- Molestia o dolor residual que puede durar entre 24 y 48 horas
Estos síntomas suelen resolverse por sí solos y forman parte del proceso normal de regeneración del tejido.
Contraindicaciones principales
Existen algunas situaciones en las que no se recomienda aplicar ondas de choque:
- Embarazo
- Presencia de tumores en la zona a tratar
- Trombosis o trastornos severos de la coagulación
- Tratamientos anticoagulantes de dosis alta
- Infección aguda o herida abierta en la piel
- Prótesis metálicas o implantes en el área de aplicación
- Alteraciones neurológicas graves que afecten la sensibilidad
Por eso, siempre se recomienda una valoración fisioterapéutica previa, que permita adaptar el tratamiento a cada paciente.
En general, las ondas de choque son un recurso terapéutico con una relación riesgo-beneficio muy favorable. Bien aplicadas, son una de las herramientas más eficaces para mejorar lesiones que no responden a otros tratamientos conservadores.

Fisioterapeuta Colegiado nº 1840
Soy Rosa Galdón, fisioterapeuta especializada en fisiosexología, recuperación del suelo pélvico y fisioterapia deportiva. Mi objetivo es ayudar a las personas a aliviar el dolor, recuperar la movilidad y mejorar su bienestar a través de tratamientos personalizados. Creo en una fisioterapia cercana y adaptada a cada paciente, donde el cuerpo y las emociones van de la mano en el proceso de recuperación. Me mantengo en constante formación para aplicar las técnicas más avanzadas y ofrecer siempre la mejor atención posible.